sábado, 28 de mayo de 2016

Una hora de psicologia cognitiva

Psicología: Los gestos delatan la mentira.

miércoles, 25 de mayo de 2016

JBJ - Constitución Nacional III PARTE

JBJ - Constitución Nacional III PARTE

JBJ - Constitución Nacional II PARTE

JBJ - Introducción a la Constitución Nacional Argentina

Nos: Los Representantes del pueblo de la Nación Argentina

Constitución Nacional de 1853

Historia Argentina 1 - TP 1 - Constitución de 1853

Historia Argentina - Cap 1, 2, 3 y 4

sábado, 26 de mayo de 2012

Mensaje de Mario Andrade

Mensaje de Mario de Andrade (Poeta, novelista, ensayista y musicólogo brasileño) “Conté mis años y descubrí, que tengo menos tiempo para vivir de aquí en adelante, que el que viví hasta ahora... Me siento como aquel chico que ganó un paquete de golosinas: las primeras las comió con agrado, pero, cuando percibió que quedaban pocas, comenzó a saborearlas profundamente. Ya no tengo tiempo para reuniones interminables, donde se discuten estatutos, normas, procedimientos y reglamentos internos, sabiendo que no se va a lograr nada. Ya no tengo tiempo para soportar absurdas personas que, a pesar de su edad cronológica, no han crecido. Ya no tengo tiempo para lidiar con mediocridades.. No quiero estar en reuniones donde desfilan egos inflados. No tolero a maniobreros y ventajeros. Me molestan los envidiosos, que tratan de desacreditar a los más capaces, para apropiarse de sus lugares, talentos y logros. Detesto, si soy testigo, de los defectos que genera la lucha por un majestuoso cargo. Las personas no discuten contenidos, apenas los títulos.. Mi tiempo es escaso como para discutir títulos. Quiero la esencia, mi alma tiene prisa.... Sin muchas golosinas en el paquete... Quiero vivir al lado de gente humana, muy humana. Que sepa reír, de sus errores. Que no se envanezca, con sus triunfos. Que no se considere electa, antes de hora. Que no huya, de sus responsabilidades. Que defienda, la dignidad humana. Y que desee tan sólo andar del lado de la verdad y la honradez. Lo esencial es lo que hace que la vida valga la pena. Quiero rodearme de gente, que sepa tocar el corazón de las personas…. Gente a quien los golpes duros de la vida, le enseñó a crecer con toques suaves en el alma. Sí…. tengo prisa… por vivir con la intensidad, que sólo la madurez puede dar. Pretendo no desperdiciar parte alguna de las golosinas que me quedan… Estoy seguro que serán más exquisitas, que las que hasta ahora he comido. Mi meta es llegar al final satisfecho y en paz con mis seres queridos y con mi conciencia. Espero que la tuya sea la misma, porque de cualquier manera ...llegarás.."

sábado, 14 de abril de 2012

Tengo alma de Linyera...

Soy un gran caminante, tengo alma de linyera, disfruto cada paso por lento que sea, trato de pisar terrenos firmes pero no siempre es posible, en tal caso pruebo si se puede franquear, sino vuelvo y busco otro sendero. La vida no está hecha para correr de un lado a otro o hacia algún lugar determinado. Por veloz que se quiera avanzar siempre será el tiempo el que marque nuestro ritmo. Por eso Ivana... cada paso es algo muy importante y es presente, el futuro tal vez exista, pero es una sucesión de presentes y por tal razón lo vivo sin esperar mucho más que dar un nuevo paso...

¿Que es Derecho?

Hans Kelsen Facultad de Derecho UP México

Visión Siete: Videla reconoció que la dictadura asesinó a "siete u ocho ...



Luis Oscar Tolosa

domingo, 12 de febrero de 2012

Naturaleza y derechos

Créditos: diario Tiempo Argentino
Naturaleza y derechos Año 5. Edición número 195. Domingo 12 de febrero de 2012 Por Eduardo Anguita eanguita@miradasalsur.com El señor juez. Zaffaroni también mencionó el tema de la vitalicidad en los cargos. OTRAS NOTAS • La cuarta herida narcisista La Pachamama y el humano es un pequeño libro, inmenso en su efecto como acto de Justicia: su autor es el juez de la Suprema Corte Eugenio R. Zaffaroni, el prólogo es de Osvaldo Bayer, lo editaron la Asociación de Madres de Plaza de Mayo y Colihue, se presentó en la Biblioteca Nacional. Cada uno de estos nombres implica una posición política sin ambigüedades. • “Los juicios por delitos de lesa humanidad son parte del contrato social” La intención del trabajo es destacar el proceso que llevó a la apertura de los juicios por delitos de lesa humanidad y mostrar, también, como están esos procesos. En ese contexto abordamos las causas que existen por cada centro de detención, porque es algo que no se conoce bien. • Anomalías institucionales: La tergiversación de las formas de gobierno La forma de gobierno que rige en un país consiste en el modo que el ordenamiento jurídico positivo distribuye el ejercicio del poder político y establece el procedimiento para la determinación de los sujetos que ejercen ese poder (Arturo E. Sampay, Teoría del Estado). Es decir, dispone quiénes adoptan las decisiones estatales y cómo se instrumentan dentro del marco jurídico que se fija. En la clasificación de Aristóteles se distinguen la democracia, la aristocracia y la monarquía, que pueden degenerar en formas impuras (la demagogia, la oligarquía y la tiranía). • El Congreso, entre el velorio y la zancadilla Mientras el confuso pedido de juicio político al ministro de la Corte Suprema de Justicia Eugenio Zaffaroni agoniza en la mesa de entrada del palacio legislativo y la probabilidad de que haya necesidad de que asista a dar explicaciones se desvanece con el avance de la investigación, el ya habitual teatro de operaciones de la oposición se montó en el Salón de los Pasos Perdidos del Congreso de la Nación. • Raúl Eugenio Zaffaroni: “Los medios construyen realidad” "Creo que hay algunas cosas que habría que reflexionar por parte de algunos propietarios de los medios de comunicación, como la autolimitación ética”, dice Raúl Eugenio Zaffaroni aMiradas al Sur. El magistrado de la Corte Suprema de Justicia de la Nación dialogó ayer con este dominical, minutos después de terminar su exposición en el marco del “Primer Congreso Internacional de Periodismo Autogestionado”, que se desarrolló en el Hotel Bauen. • “Los juicios de lesa son parte de un contrato social con los argentinos” El presidente de la Corte Suprema de Justicia, el rafaelino Ricardo Lorenzetti, abandona su habitual tono cauto y mesurado y brinda tajantes definiciones sobre los juicios de lesa humanidad, la política de derechos humanos, el papel de la Corte en la sociedad, la vigencia de la ley de medios, los temas ambientales y el debate sobre la seguridad jurídica en el país. –Esta es una Corte con mucha exposición pública, para bien y para mal... El petróleo, la minería, los pueblos originarios y el respeto por la identidad en una entrevista sin concesiones con el juez de la Corte Suprema Eugenio Zaffaroni a propósito de la salida de su libro La Pachamama y el humano. El ministro de la Corte Suprema de Justicia Eugenio Zaffaroni acaba de publicar La Pachamama y el humano, de Ediciones Colihue. Con prólogo de Osvaldo Bayer, el libro reconoce la existencia de derechos a la naturaleza “más allá del antropocentrismo que rigió hasta ahora las concepciones jurídicas”. –Actualmente hablamos de petróleo, de minería, y creo que este libro nos ilumina en muchísimas cosas. Me gustaría que explicara un poco qué es esto de las constituciones antropocéntricas. –En los últimos cien años, América latina ha dado al constitucionalismo mundial, fundamentalmente el constitucionalismo social, la ampliación de los derechos individuales a derechos sociales, que se hizo en la carta de Querétaro en la constitución mexicana de 1917. Y ahora en esta primera década del siglo XXI nos sorprenden dos constituciones: la de Bolivia y la del Ecuador con el reconocimiento de la personería a la naturaleza. Es decir, la invocación de la Pachamama que hacen las dos constituciones se traduce después normativamente en reconocerle a la naturaleza la condición de persona jurídica, lo cual es una ampliación de la subjetividad constitucional. Esta es una discusión muy interesante que abre en el constitucionalismo mundial una nueva etapa. Hasta ahora, se consideraba a la naturaleza cosas, cosas en el mismo nivel que las cosas del derecho civil. Hoy en día, en estas constituciones se le reconoce personería, tenemos que comenzar a trabajar jurídicamente sobre esta línea que propone el respeto a la dignidad de la naturaleza. No se trata de colocar los seres no humanos en el mismo nivel de derecho de los seres humanos, pero la circunstancia de que sean diferentes no significa que se le tengan que desconocer derechos y se pueda hacer cualquier cosa con ellos. –Estaba pensando en Famatina en lo que vimos los que no estamos allá. ¿Qué piensa usted sobre lo que pasa en Famatina? –He pensado que se abre un debate de decir, pero no es el debate de decir Famatina está afectando o no a los seres humanos, sino un cambio del eje. Es decir, tenemos derecho a explotar las montañas, tenemos derecho a explotar minerales, pero hasta qué punto tenemos derecho a perforar una montaña. La montaña también es un ser y es un ser con el que convivimos. Convivimos con la montaña, convivimos con los animales, convivimos con los vegetales y sin ellos no podríamos vivir tampoco; de modo que no somos los reyes de la naturaleza, no somos los administradores arbitrarios de la naturaleza, sino que vivimos en la naturaleza. Ese es el planteo fundamental. La naturaleza no es para nosotros, sino que nosotros estamos en la naturaleza y eso nos impone deberes. –Muchos de los temas que son vitales para una nación como la Argentina son el petróleo, la soja… –Suele decirse que la tecnología y el avance destructivo van a destruir la vida del planeta. Pero no, lo que estamos destruyendo son las condiciones de habitabilidad humana del planeta. Si dentro de la naturaleza desequilibramos de tal forma que nos convertimos en un cáncer de la naturaleza, el planeta va a estornudar y nos va a ir sacando de encima a nosotros. –Los que habitualmente llamamos temas medio ambientales son tocados por usted con mucho compromiso. Hace unos años, cuando hicimos con Miriam Lewin el documental sobre el Riachuelo, tuve el gusto de comenzar la película dialogando con usted. ¿Qué está pasando hoy con el Riachuelo? –Me parece que en este momento la administración nacional está actuando más seriamente, se va avanzando, no con la celeridad que me gustaría, quizás. Tal vez haya inconvenientes, no es sencillo, sé que hay que combinar intereses que son bastante dispares pero de cualquier manera veo que se está actuando. Lo importante en esto, después de tantos, tantos y tantos años de abandono, es que lo que se haga no se interrumpa, que sigamos adelante. Sigamos, insisto, no a la velocidad que me gustaría, pero de cualquier manera que se siga adelante. –Cuando uno piensa en esta decisión de la Corte de involucrase directamente en un tema clave como el Riachuelo, uno se pregunta si como organismo máximo de Justicia de la Nación puede hacer lo propio con otros temas de la agenda pública. –Podríamos hacerlo pero con la suficiente prudencia como para no interferir en la acción de otros poderes. Lo que no puede hacer ninguno de los otros poderes es no hacer nada cuando hay una demanda y un derecho lesionado. Ahí sí lo que le podemos exigir es que haga algo dentro del abanico de lo que es opinable en cuanto a las medidas políticas concretas. Es decir, ese es el límite en que nosotros podemos intervenir. El resto, ya sea la determinación de las medidas concretas, la discusión acerca de las medidas concretas, es una cuestión de la competencia de los otros poderes del Estado. En el caso del Riachuelo intervenimos porque no se hacía nada y había que hacer algo. Hoy podemos estar de acuerdo, no estar de acuerdo, criticar, etc., pero lo importante es hacer algo. Todo lo que es opinable en el abanico de posibilidades de medidas concretas, alguna tienen que hacer. –Usted fue uno de los convencionales en el año 94 cuando se reformó la Constitución. Acá la prensa opositora, como se dice habitualmente, ha tomado algún diálogo que tuvieron personas cercanas a la Presidenta para hablar de la re–re–re. Al respecto, usted tiene una postura que en la Argentina está muy poco tomada que es el papel del parlamentarismo. –Sí, efectivamente, hace muchos años que vengo sosteniendo eso. Creo que un ejecutivo que sale del Congreso, que sale del Parlamento, es un ejecutivo más fuerte que el presidencialista que está sometido a más controles. Por otra parte, que tiene más visibilidad y que es más estable y que en caso de crisis es posible reemplazarlo de una manera mucho menos traumática que en un sistema presidencialista. –Y para eso se necesitan partidos políticos más fuertes de los que tenemos, se necesitan medios de comunicación… –Eso es un poco lo del huevo o la gallina. Partidos más fuertes creo que los crea el propio parlamentarismo por su misma dinámica. Cuando es necesario tener una mayoría para gobernar se facilitan las alianzas y si las alianzas tienen cierta coherencia mínima, ideológica, no pretendo una coherencia dogmática, una radicalización dogmática, pero sí cierta mínima coherencia ideológica, una coalición de centro derecha, una coalición de centro izquierda, eso tiende a ser una fuerza política con el correr de los años. Es decir, creo que el propio sistema parlamentario fortalece a los partidos. Y si vamos a esperar tener partidos fuertes para hacer el sistema parlamentario, no lo vamos a poder hacer nunca. Y lo más grave del caso es que creo que en un sistema presidencialista donde está cruzado el sistema electoral proporcional con el presidencialismo, el sistema electoral proporcional es un sistema propio de los parlamentarismos, creo que ahí hay una incoherencia en el sistema que tiende a debilitar los partidos políticos y tiende a pulverizarlos. –No puedo dejar de mencionarle mi sorpresa con algo que anunció en una entrevista en la revista Newsweek: usted asumió en 2003 y como miembro de la Corte está pensando en terminar un ciclo, a lo mejor dentro de un año, cuando se cumplan diez años en la función. ¿Qué significa de bueno para los argentinos que el Dr. Eugenio Zaffaroni le deje lugar a otro u otra en el máximo tribunal de justicia? –Republicanamente yo no soy muy partidario de la vitalicidad de los cargos. Creo que hay cargos que requieren un mandato largo, mandato que no coincida con los mandatos políticos efectivamente, pero que en determinado momento hay que renovarlo. Y por otra parte, creo que si a alguien le ha gustado más o menos lo que he hecho, no está tan mal después de todo, sería bueno que me dedique a reproducirlo, a fabricar pichones. Es decir, volver a la universidad. –Me parece extraordinario y tiene mucho que ver con esto que usted decía del huevo o la gallina, porque la vitalización o la permanencia eterna impiden que uno ocupe otros lugares y de buenos ejemplos. –Sí. Por otra parte, la vitalicidad es una característica monárquica no republicana, entonces la vitalicidad en una república es excepcional. Creo que vitalicios sólo son los cargos que la Constitución establece como tales. Pero de cualquier manera como actitud personal creo que en algún momento, después de ya unos cuantos años, tendría que irme. EL LIBRO Título: La Pachamamay el humano Autor: Eugenio Zaffaroni Editorial: Colihue

La independencia interna de un juez

Créditos: Página 12 - domingo 12 de febrero de 2012
Por E. Raúl Zaffaroni * Los jueces deben ser independientes, o sea, estar protegidos de los factores de poder, sean de la naturaleza que fuesen. Esa independencia externa les posibilita el ejercicio de su función, decidiendo conforme a su comprensión del derecho que, como es sabido, no es única ni unívoca. Si bien hay cuestiones de única solución, éstas no son las más delicadas, en las que pesa la cosmovisión que tenga cada intérprete del derecho. Se sabe que en el campo de la discusión jurídica, no es lo mismo un juez conservador que uno liberal. Pero esta independencia externa no basta para garantizar la función judicial, pues el juez no puede decidir conforme a su entendimiento del derecho si no goza de independencia interna dentro del propio Poder Judicial. Una judicatura bien organizada, en el marco de un Estado de derecho, sólo logra la imparcialidad cuando se garantiza el pluralismo ideológico, o sea, cuando sus integrantes tienen diferentes concepciones y consiguientes interpretaciones del derecho. No hay otra imparcialidad posible, porque como bien decía Carnelutti, los humanos no podemos ser imparciales porque todos somos parte. El juez es un ser humano, con su sistema de ideas y preferencias, su propia concepción del mundo y su consiguiente interpretación del derecho. Una judicatura democrática debe garantizar el pluralismo en el entendimiento del derecho y, por tanto, el debate interno. Lo contrario es suponer que hay Übermenschen, superhumanos, que están más allá de los valores, y por suerte éstos no existen, o los pocos que existen están bajo tratamiento psiquiátrico. Para garantizar el pluralismo como condición de imparcialidad democrática, el juez debe gozar de independencia interna, es decir, de garantías ante los propios cuerpos colegiados de la judicatura. Un Poder Judicial no es una corporación vertical ni mucho menos. Es sabia la disposición de la Constitución italiana, que dispone que no hay jerarquías entre los jueces, sino únicamente diferencia de competencias. Tan juez lo es el del tribunal de última instancia como el de primera. La pluralidad de instancias sirve para hacer prevalecer la decisión de los jueces del cuerpo plural, pero éstos no pueden impartirles órdenes a los de primera instancia en cuanto al modo de decidir en derecho, pues son tan jueces como ellos. Si sus decisiones no coinciden con las de los jueces de instancias menores, lo que deben hacer es revocar lo decidido. El modelo de Poder Judicial corporativo, donde no hay independencia interna, hace que los cuerpos colegiados supremos consideren a los otros jueces como sus subordinados o amanuenses, que deben repetir sólo lo que éstos deciden. El origen del modelo judicial corporativo es napoleónico y cundió por toda Europa en el siglo XIX, hasta su desprestigio político en el siglo XX, porque los jueces alemanes no se inmutaron cuando se separó a los jueces judíos, los franceses en masa juraron fidelidad al gobierno de Vichy, los italianos siguieron funcionando sin problema bajo el fascismo y los españoles y portugueses bajo el franquismo y el salazarismo. Más allá de todas las consideraciones que merezca el caso Garzón en cuanto a intencionalidad ideológica y cualquiera que sea la simpatía o antipatía que despierte su conducta, lo cierto es que la condena del Supremo español representa un peligro para todos los jueces del mundo, por el ejemplo de autoritarismo y verticalismo interno que pone de manifiesto. La intolerancia de un cuerpo supremo a los criterios dispares de los jueces de primera instancia revela una decisión que pone fin a la independencia interna de los jueces y consagra una dictadura de los órganos supremos. El caso Garzón no es un juicio a un juez, sino una agresión incalificable a la independencia interna de los jueces y una regresión al modelo napoleónico de verticalismo interno corporativista, incompatible con una magistratura democrática. Cualquier juez del mundo, ante semejante ejemplo, puede pensar qué le puede suceder a él, mucho menos conocido públicamente. Es un peligroso mensaje a los jóvenes, de carácter disciplinarista, autoritario, vertical, que busca asegurar un pensamiento único dentro de una judicatura. No olvidemos que el juez de primera instancia tiene mucho poder inmediato, pero decide en soledad, lo que lo hace más vulnerable al temor que le puede infundir un cuerpo supremo que pierde su camino y olvida que su función es precisamente la de garantizar la independencia interna, sin perjuicio de la responsabilidad que le incumbe de corregir lo que no comparte en una instancia definitiva. El daño que esto provoca a la independencia judicial es enorme. El ejemplo puede cundir. La sensación de poder que deriva de un sitial en el cuerpo supremo de cualquier país puede sentirse estimulada con semejante decisión aberrante. En particular puede suceder en Europa, donde se avecinan conflictos serios y difíciles. Otros cuerpos supremos pueden verse tentados de desviar su competencia y confundir ésta con una jerarquización corporativa. La publicidad mundial del caso puede facilitar la confusión de competencia con superioridad jerárquica. La importancia de la independencia interna es fundamental. La violación de la independencia externa es escandalosa pero esporádica, en tanto que el desconocimiento de la independencia interna se sufre cotidianamente y en cualquier caso, abre las puertas a todos los vicios burocráticos, las insidias y las habladurías, la hipocresía y el servilismo al pretendido superior, los jueces pierden ciudadanía para pasar a la condición de súbditos sumisos del cuerpo máximo. Ante este avance contra la independencia interna de los jueces, sea cual fuere el juicio personal acerca del juez Garzón, de sus ideas y de su conducta, los jueces del mundo no pueden quedar callados, pues el silencio implica serruchar la rama en que todos están sentados. * Ministro de la Corte Suprema de la Nación.

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Luis Oscar Tolosa

viernes, 3 de febrero de 2012

Aprendiendo Derecho: Seminario de Derecho Público 2010 - Unlpam

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Circuitos y Talleres

viernes, 12 de agosto de 2011

CAUSA Y EFECTO



CAUSA Y EFECTO Programa radial conducido pr: Luis Oscar Tolosa – Periodista UNLP - Estudiante de Abogacía UNNOBA Dr. Esteban Pedernera - Abogado Penalista
(EN PRODUCCIÓN PARA PONERLO AL AIRE - AÚN SIN RADIO DEFINIDA)

Programa de interés general con orientación hacia el derecho y la política.

Luis Oscar Tolosa
luistolosajunin@yahoo.com.ar